2016: odisea en el estudio (de Onda Cero)

Aquellos que no tengan mucha idea del aspecto que tiene un estudio de radio encontrarán en el presente artículo una maravillosa y pedagógica oportunidad de ver cómo la emisora Onda Cero está gritándole al mundo, vía spot televisivo, cuan pequeño tiene su equipo directivo el pito. Dime de qué presumes y. Siguiendo el mismo calendario que el de los anuncios de fascículos y bonos de gimnasio, tan florecientes ellos al final del año y del verano, Onda Cero ha vuelto a dejarse ver durante unos segundos en las pausas publicitarias de nuestro santo país de engañabobos y mercachifles con la reemisión de un curioso anuncio que merece un par de líneas, dada la bochornosa sensación de absurdo y esperpento que produce la puesta en escena, tan en sintonía con esa España cutre de tahúres y cuñados roba gallinas que intentamos infructuosamente dejar atrás.

Aquellos que no tengan mucha idea del aspecto que tiene el estudio de Onda Cero pueden hacer clic en el siguiente vídeo y comprobar que, efectivamente, el habitáculo dista mucho de parecerse a la nave espacial que podemos ver en el anuncio de televisión. Con permiso, y algo de rubor, sería pertinente decir que el estudio de Onda Cero es el puto zulo de Ortega Lara.

Intentan hacernos creer que Carlos Alsina y Juan Ramón Lucas de verdad trabajan en este set made in Apple y sacado de 2001: odisea en el espacio que, de tan blanco, duele a los ojos. Intentan hacernos creer que de verdad los locutores hacen su trabajo de espaldas a un enorme ventanal desde el que se divisa esa moderna ciudad de la que son sacrificados salvaguardas. ¡Oh, benditos perros guardianes de la verdad, la decencia y la moral, nosotros os bendecimos y alzamos nuestra mirada hacia las alturas, en busca de ese faro al cual hemos de acudir cada mañana con la ruedecilla de nuestros grasientos transistores de antena desplegable, si es que de verdad pretendemos caminar por la vida con la cabeza en alto, si es que de verdad ambicionamos que ninguno de los de arriba intente tomarnos el pelo, no digamos ya el vecino, no digamos ya el cuñado roba gallinas de turno. Pero qué sabrá ese, si el pobre no escucha Onda Cero y yo sí.

Y qué grima esa ciudad, tan de hormigón ella, con sus torres y su modernidad reduciendo al ciudadano a mera hormiga insertada en un bosque de rascacielos y autopistas, como si fuese la única manera de estar en el mundo, burda simplificación de lo que se supone que es hoy día la vida civilizada. “Ah, tenemos que transmitir modernidad en el anuncio, pongamos un fondo urbano muy moderno, a lo Nueva York”. Casi puedes oírlos.

El asunto deja de ser otro ejemplo más de la falsificación de la realidad a la que nos tiene acostumbrados la televisión cuando tomamos conciencia de que este spot, efectivamente, pertenece a un programa informativo con aspiraciones de ser tomado en serio. Un programa informativo que nos miente en un anuncio que pretende informarnos de las bondades de, etc, etc. ¿De verdad era necesario recurrir a técnicas más propias de un spot de quita grasas para hacernos ver el grado de compromiso que Onda Cero tiene con la información y, no digamos ya, con el oyente? ¿Pero es que no se dan cuenta de que están haciendo el ridículo al reducir esto a una mera fanfarria visual? Qué más dará cómo sea el estudio. Que la radio se escucha,  cojones.

Bueno no, mentira. Para desgracia de Onda Cero, desde hace unos años la radio también se ve. Al advenimiento de los podcasts y la emisión por streaming ha llegado para quedarse la cada vez más frecuente emisión en vídeo del programa en directo. Y, lo que supone un fenómeno aún más interesante (e inexplicablemente puesto en práctica ahora y no hace dos décadas), la emisión de cortes audiovisuales del entrevistado de turno, si es que éste ha tenido en gracia soltar algún titular, en el telediario de turno.

¡Pero ay, Onda Cero, qué desdicha la tuya! Mientras el mega estudio de la SER es ya lugar común en la escaleta de los telediarios, mientras que el estudio normal (y con la pinta que uno espera de un estudio) de RNE se cuela de tanto en cuando, el único titular reciente de Onda Cero (aquel circense “¿y la europea?”) fue parido, maldito Mariano, en el mismísimo Palacio de la Moncloa, a varios kilómetros de ese zulo que, a pesar de zulo, también ansia sus cinco minutos de fama y salir por televisión. Y por eso, mientras sale o no sale, Onda Cero tira de Stanley Kubrick.

PD: ¿Por qué venden como algo novedoso un modelo de programa con dos presentadores cuando la SER lo tiene desde mucho antes?

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